Angel Ramírez
El experimento había acabado y era hora de analizar los últimos datos y sacar las conclusiones pertinentes. El gigantesco sitio debía ser limpiado para no dejar rastro de lo ocurrido, no podían permitir que sus proyectos se vieran corrompidos debido a que sus sujetos de pruebas se percataran de su situación. Un grave error sería que sus creaciones aspiraran a tomar su lugar y no lo volverían a permitir. Solamente había que seguir el protocolo, además, resultaba sumamente interesante observar el comportamiento de tales organismos y aprender de sus errores y catástrofes.
Los científicos se desplazaron hasta el sitio en sus vehículos de forma aplanada y con propulsores ovalados, surcando el espacio y acortando con hipervelocidad, los años luz que los separaban de sus sujetos de pruebas. El equipo encargado de aquella tarea se conformaba de un grupo de personas cuadradas y de piel grisácea, sus ojos inexpresivos reflejaban el vacío de agujeros negros. A comparación de sus otras subespecies, no les importaba qué lugar ocupaban en el surgimiento de su raza, probablemente no eran los primeros, pero sí los pioneros en crear más como ellos y aprovecharse de eso.
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